lunes, 10 de octubre de 2016

Editorial

Bojayá sueña con la paz

Mientras había un boom mediático entre críticas y elogios por el Premio Nobel de Paz entregado al Presidente Juan Manuel Santos, él se dirigía a Bojayá como sitio de primera aparición pública luego de ser galardonado. En la misa celebrada hizo el anuncio esperado, el dinero lo donará a las víctimas del conflicto que tanto se ha esmerado en terminar, decisión bastante sensata dado que la paz en estos momentos está bastante nublada y bombardeada a nivel nacional.


La población recibió al Presidente con bastante cariño y alegría, es que ellos sí saben perdonar y ven con ojos de emoción la llegada de este premio, que para el pueblo y para muchos colombianos significa una luz de esperanza para el acuerdo que el dos de octubre fue rechazado por el 18 por ciento de patriotas habilitados para votar.

Claro, dentro de esos no se encontraba Bojayá, puesto que su voto fue un sí rotundo con un 95 por ciento. Pese a que este pueblo fue víctima de una de las mayores masacres de las FARC. Catorce años después, como consuelo y parte de la reparación de las víctimas, este grupo armado pidió perdón por los hechos en una ceremonia íntima y libre de prensa el pasado diciembre.

Ellos votaron sí al plebiscito. Ellos quieren vivir en paz y dejar de ser una zona de riesgo. Si esta población, que fue fuertemente afectada, es capaces de perdonar y votar sí, con qué cara los colombianos indiferentes al conflicto dicen no, por la sencilla razón de llevarle la contraria al Presidente y sabotear el proceso.

No solamente Bojayá tiene esperanza del fin del conflicto, también espera cumplimiento de promesas para mejora en pro del desarrollo de la población. Perdonaron al gobierno por el desamparo en esta situación de violencia, en esa época con Pastrana al mando, se ignoraron las alertas de la posible catástrofe que evidentemente ocurrió con la llegada de las AUC a territorio de las FARC y el enfrentamiento por controlar territorio.


Sumado a lo anterior y las excusas del gobierno de no llegar a tiempo ese dos de mayo dicen que la reacción no pudo ser rápida por las dificultades de movilización al sitio, restó importancia al hecho, así como había hecho con las alarmas, e inculpó a las FARC y a los paramilitares, cuando la misma comunidad reconoció militares en la zona cooperando con las AUC. Tiempo después el gobierno reubicó a la comunidad pero dejó sin tierras para la siembra, de la cual subsistían, las cambió por casa de concreto inundables, un polideportivo y un centro de salud sin medicamentos, que poco resolvieron.

Se necesitará en el resto del país más masacres para decir sí a la paz o será que los indiferentes podrán entender que la paz es necesaria. Expertos lo han dicho, este acuerdo está mejor que otros que se han hecho en el mundo, además de acuerdos pasados del país. No queremos “entregarle” el país a los líderes de las FARC, pero si dejamos que los cuatro gatos millonarios manejen el país a su antojo. Cuál coherencia, Colombia no tiene memoria, siempre se ha dicho y es una nación ciega llevada por los medios.

Entre tanto el país está revolcado entre ofensivas mediáticas y un tira que hala entre el sí, el no y las FARC. Amanecerá y veremos, pueda ser que no se repita el circo con los acuerdos con el ELN. Por ahora, hay que rezar para cumplir a nivel internacional, que parte de todo el apoyo en el proceso acaban de aterrizar un importante incentivo, el Premio Nobel de Paz. Con todas las desgracias de Bojayá y el apoyo al sí, era apenas elemental que el Presidente hiciera acto de presencia luego de este premio.  

Ojalá ahora sí el gobierno vuelva la mirada hacia esta pequeña pero maltratada población del Chocó y cumpla con su deuda. Ojalá Santos, las FARC y el combo de Uribe logren ponerse de acuerdo para entregarle la paz a Bojayá y a los siete millones de colombianos, especialmente a los afectados por estos 52 años de conflicto.


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